Balade Gourmande des Jaugeurs (profiterol sangriado !)

No podía faltar en tierra pródiga una cepa como la Syrah, rica por sus racimos medianos, cilíndricos, a veces alados, muy compactos, como bayas ovoideas, pequeñas, de un negro azulado que emerge entre el follaje ondulado de la planta. En otro claro más adelante, donde se alzan majestuosos robles y trinan sorprendidos los pájaros con nuestra presencia, la animación musical no se hacía esperar y el profiterol de pintada tampoco. El sub-bosque olía finamente y su magia nos llevaba hasta las mesas. Para acompañar el fricasé de pintada revestido de una seductora corteza de especias maceradas en sangría, el Lirac rojo se hizo rey en las mesas, y nosotros, a ritmo de comedia musical fuimos transpirando gota a gota los tricolores de la denominación.

Desaparecida la pintada de nuestros platos con fondo de saxo y melodías rociadas de buen vino, volvimos a hacer camino por un sendero que nos llevó a un lugar de peregrinaje. En una altura se erige desde 1857 la “madonna” que vela por la tranquilidad de Saint-Géniès y que desde su altura domina el pueblo y sus alrededores.

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