mercredi 31 décembre 2008

La Nochevieja.

Aunque no soy un apasionado de la Nochevieja, he tenido la suerte de ver no pocas en diferentes puntos de la tierra. Dos me son en extremo familiares. La Nochevieja de la Isla, con poco o mucho, tiene un sabor particular. Es noche de intimidad, de conjuros, de ritos que se han unido como mosaicos de un piso en el que resbalan los buenos y los malos augurios. Se echa el agua a la calle, y que en la caída arrastre todo lo malo. Tampoco estás obligado de decir felicidades por pura hipocresía. Cierras sencillamente la puerta, pasas doble pestillo, miras por el hueco de la cerradura en caso de que no tengas mirilla y velas que no entre nada, absolutamente nada a tu casa.
Cuando era muchacho, cada año desaparecían uno, dos y hasta tres productos que una vez nos identificaron como “hijos” de España: las uvas, las peras, las manzanas, los turrones de Alicante y de Jijona, los higos secos, las pasas, las nueces y las avellanas, los dátiles, la cidra, el buen vino tinto riojano o blanco de las orillas del Duero, las yemas en finas cajas de madera, los polvorones de Sevilla y el mazapán. Me pregunto si la Nochevieja a la española desapareció o nunca fue con uvas y campanadas de medianoche. Me gustaría pasar una Nochevieja, en un pueblo del Escambray, digamos Manicaragua, y disfrutar de esa frialdad decembrina, mientras camino por una calle envuelta entre la humedad y la bruma…
Pocas veces nos hemos quedado en Paris, y si no damos un salto fuera de las fronteras del hexágono, nos dejaremos acariciar por el mistral soplando en el valle del Ródano, caminando en dirección al puente de Avignon o simplemente, tomando un buen vino en “petit comité familial” en espera del repique de las campanas de la Collégiale de Roquemaure. Invitaciones no faltan, donde no faltará el champagne, el fois gras y un poco de “salsa” para moverse. La Nochevieja francesa no me motiva en lo absoluto, aunque en ocasiones haga de tripas corazón. Qué nos deseará Sarkozy este año desde el palacio del Élysée? Que nos preparemos para nuevas calamidades? Que no morirán más SDF en las calles de Paris? Que el acceso a la vivienda se hará realidad? Que trabajemos más para que ganemos más, incluso los domingos? Non, Merci! Seguro que vendrá bronceado del Brasil. Felicidades Monsieur le Président.
Roquemaure, bajo una fina lluvia que hace las delicias para quienes tengamos un buen libro que leer entre las manos (Les Dieux Chiens de Masako Bando [Actes Sud]), escudriñemos el horizonte en dirección al sur o disfrutemos desde el granero, el ir y venir de las ardillas entre las ramas de los castaños desnudos.
La noche nunca será vieja mientras continuemos despiertos.

31 de diciembre

La primera semana de éste año comenzó el día martes 1° de enero, y en lugar de 7 duró 6 días. Aquí comienza el rompecabezas del calendario gregoriano. Hoy es el tercer y último día de la semana 53 del 2008, o el décimo día de la 52, de manera que la 1ra semana comience con el nuevo año aunque sea jueves y no lunes. Poco importa. Es día miércoles, y como un tren largo de 366 vagones, éste deber ser por derecho propio el furgón que todo el mundo espera ver pasar. Que pase como un venado, que es 31 en la charada!
Cada San Silvestre, estés donde estés, es casi lo mismo. El corre-corre preparando la mesa y la llegada de los amigos. O preparándote porque ésta vez, eres tú el invitado. Poca es la diferencia. Tengo hermosos recuerdos familiares del 31 cenando en familia y luego pasando la Nochevieja con amigos. O quedándome en casa, para esperar el nuevo año con mis padres, el cubo de agua detrás de la puerta principal, que mi madre vertía a la calle para expulsar todo “lo malo” del año vencido! Y como todo el mundo hacía lo mismo, las primeras felicitaciones comenzaban pasada la medianoche, los vecinos en puertas y ventanas, con el cubo vacío entre las manos y los “feliz año nuevo” brincando de una acera a la otra. Todo eso se acabó, al menos que quieras matar los deseos de comer puerco asado y congrí, y dejes a la otra familia momentáneamente! Eso hicimos en el 2005, y para regocijo, fue una suerte de poder estar todos juntos una última vez.
Ese año descubrí un nuevo ritual de los vecinos de mi viejo barrio. Llegada la hora cero entre besos y abrazos y con una maleta en la mano, comenzando por la derecha, daban la vuelta a la manzana y pidiendo que este año sí, que el viaje se les diera. Nochevieja con nuevas esperanzas.
©cAc2005
Mientras Noira, Ale, Juanca, Loly, Arturo, Leis, Luisa, Mariugenia, Emma y Santiago se comen las doce uvas y nosotros chocamos copas, los Shirota y los Takahashi ya estarán sentados a la mesa haciendo el primer desayuno del año, en la ciudad del Bélico estará oscureciendo, y la cena está prevista para un poco más tarde; Sylvie se estará preparando para ir a casa de Blanca, con todo el clan de primos quejándose del “frío” de Miami y en San Francisco será media tarde y Luis y Elena andarán de paseo por alguna parte.
Coche de segunda, vagón-cisterna, furgón o wagon-lit, el 31 de diciembre va enganchado en la cola del año bisiesto menos apreciado del comienzo de siglo. Es trentiuno en el refugio de Luke en Tasmania, Naoko andará de compras en Tokyo, Umit va cruzando el Bósforo y Elie habrá privilegiado una caminata en sus montañas de Beirut, Nere tiene permanencia en el hospital de Adén, Roberto no está en Roma, Palmira lee una novela en las afueras de Johannesburgo; en Cabo Verde, Luija piensa en su regreso, los que estemos bajo los cielos del viejo continente, poco veremos el sol jugando a esconderse entre extensas nubes listas para gotear…, en Caracas, el alba sorprende a Aleida que mira una foto de familia, y Jose y Juampi harán bicicleta en un parque de Buenos Aires, Ely en su rivera del Hudson, Adriana en la quietud de Iowa y Mary cerrando las ventanas de su casa en Oregón, todos, hacen algo igual o diferente este 31.

jeudi 25 décembre 2008

MERRY CHRISTMAS!


Navidad provenzal en tierras de la Lozère
La "pompe à l’huile"
El mistral sopló toda la noche. Los castaños perdieron las últimas hojas que vestían sus ramas y el viento las dispersó haciendo del jardín un tapiz de hojas secas. Al alba, el mistral arreció y la temperatura se tornó glacial. Con los primeros claros, llamaron de le panadería para que buscáramos la "pompe à l’huile" que encargamos con antelación. La "pompe" es una especialidad provenzal y se come con preferencia durante la Navidad.

Ya es Navidad. Cada año, el almuerzo del veinticinco reúne a una parte de la familia en un salón del Château de Clary, al calor de una chimenea cuyas brazas saltan enrojecidas como si fuera un volcán. La leña se irá consumiendo y Clary se quedará al cuidado de Barzac mientras nosotros rodamos en dirección a un pueblito clavado en un flanco de los montes de Cevennes.
Les vases d’Anduze
Dejamos Roquemaure, y tomamos la autopista en dirección de Nimes. Media hora más tarde bordeábamos la más española de las ciudades del sur de Francia. La ligereza del gris que cubría el cielo fue dando paso a lagunas azules y poco a poco las nubes desaparecieron. Pueblitos dispersos a uno y otro lado de la ruta, puentes sobre arroyos cobardes en cauce y nombres con sabor a campo y agua cristalina: Rouvénage, l’Esquielle, l’Auriol, Valat du Porc, l’Ourne. Sólo el Gardon es un gran río, que da nombre al departamento y apellida a un pueblito anclado en sus orillas: Marvéjols-les-Gardons. Pasamos Anduze, que aunque es un pueblo poco agraciado y triste, fabrica los tiestos que lo han hecho célebre: “les vases d’Anduze”.

Ya estamos en la puerta de Cévennes. Bordeamos el último pueblo gardois, St-Jean-du-Gard, y un poco más lejos, después de pasar el Col de St-Pierre ya a casi 600m, penetramos en la Corniche de Cévennes. Curvas poco agresivas, y mientras subimos, el paisaje cevenol se extiende en todo su esplendor, pinos y castaños colgados de los flancos que descienden verdeando los parajes. En las orillas de la carretera, brilla la nieve endurecida caída durante la última nevada. Nevará mientras estemos en estos montes?, nos preguntamos mientras alcanzamos el Paso del Exilio a 704m de altura. Cévennes se extiende sobre tres departamentos. Una señal anuncia que estamos entrando en Saint-Roman de Tousque. Cévennes en Lozère.
Saint-Roman de Tousque
El minúsculo pueblo está colgado a 624m en la cima de un monte que le permite divisar los parajes de la Cornisa, el monte Aigoual, la Barre-des-Cévennes y todo el macizo que lo engloba. Viejas casas de gruesos muros, una escuela, una posada y par de albergues rurales. Entre ellos, austero, se erige el campanario del templo protestante. Un edificio que fue reconstruido en la segunda mitad del siglo XVII, pero que sus ventanas ojivales denuncian una mayor ancianidad. En sus orígenes fue capilla católica de los monjes benedictinos. En el XIX, después de haber sido utilizado como establo y granja para heno, fue vendida a la parroquia protestante del pueblo. Saint-Roman de Tousque fue el centro de los "camisards" en tiempos de la guerra de Cévennes, entre católicos y protestantes.

Nos instalamos en el "chalet", imponente, todo revestido en piedras, desde cuyas ventanas y terrazas, la vista es excepcional. La chimenea mantiene caliente el salón familiar. Todo viene preparado de las cocinas de Clary. Somos once sentados a la mesa para compartir el almuerzo de Navidad. No tendremos en cuenta toda la tradición, pero será abundante para presagiar la prosperidad. La entrada promete ser un excelente paté relleno de ciruelas y acompañado de verduras. No habrá pavo, pero si un jabalí cazado en los bosques de Clary, asado, bañado en un jugo marinado y acompañado de patatas rebozadas al horno. Buen vino, porque de casta le viene al galgo, y tres o cuatro quesos bien fuertes en su hechura. Los panes, variadísimos, no fueron fruto de la gentileza de madrinas y padrinos, y mucho menos de Saint-Etienne o de Estevenoun. Habrá, no una, sino dos "bûches de Noêl", y para acompañarla, no faltarán los trece postres: la "pompe à l’huile", a base de fina harina, aceite de oliva, agua de la flor del naranjo y azúcar prieto; turrón blanco con avellanas, piñones, pistachos y almendras, turrón negro, higos secos, almendras, nueces y pasas secas (éstos cuatro hacen parte del "mendicante"), peras, manzanas, naranjas o mandarinas, dátiles, limón confitado y mermelada de membrillo. En la tradición familiar, el vino caliente se bebía al final del almuerzo, después que el decano de la familia hubiera pronunciado la tradicional frase en provenzal: "Dieu noun fague la graci de véire l’an que ven, e se noun sian pas maï, que noun fuguen pas mens"
Nevada matinal
Al amanecer, una claridad luminosa se instaló detrás de los montes cevenoles, dando a la silueta de picos un contorno del color de la tempestad. Pero en lugar de aclarar, una hora después, el cielo se tiñó de un gris ventoso y mientras el café comenzaba a humear en la cafetera, a través de los vidrios de las ventanas de la cocina, vimos como caían tímidos copos de nieve. Los copos arreciaron y techos, patio y árbles se fueron cubriendo de una fina capa blanca que no se derretía. La nieve no cesaba, y al cabo de media hora, nada escapaba al manto frío del invierno montañoso. Nevó durante cuatro horas, lo suficiente para que el espectáculo navideño fuera bordado como una tarjeta postal. La nieve no impidió que los caminos fueran nuestros y que dejáramos multitud de huellas en los senderos que salen del pueblo y se pierden en la profundidad boscosa de sus alrededores.

©camcAc-2008
La Boissonnade
De la misma manera que comenzó a nevar, tímidamente, se detuvo la nevada. El almuerzo del viernes acaparó nuestra atención, y no supimos cuando cayó el último copo. Volvimos a los senderos en busca de la antigua iglesia ND de la Victoire de Valfrancesque. Pero nos perdimos y terminamos en un sendero sin salida del otro lado de la vertiente de la montaña. De regreso al punto de partida, recogimos un saco de castañas para asarlas en la chimenea. Unos volvieron al chalet y otros decidimos descender al pie de la montaña, por un camino que señalaba que cuatro kilómetros abajo, se encontraba La Boissonnade. Un caserío levantado entre la ruta que lleva a Moissac, campos sembrados y un arroyo de poca profundidad. Del otro lado de la ruta, un imponente edificio construido con bellos cantos de piedras extraídas de los alrededores.

El edificio fue construido sobre las ruinas de una mezquita, porque musulmanes fueron los primeros habitantes de la comuna, que venidos de España, conquistaron la región entre 719 y 725. El inmueble fue atravesando siglos de avatares, guerras y calamidades, incluyendo el olvido durante veinticinco años. A finales del siglo XVIII, el edificio fue vendido como “bien nacional” y en el primer cuarto de siglo del XIX, fue comprado por la comunidad protestante que desde entonces lo utiliza como lugar de culto.
A 800m, siguiendo la ruta, en lo alto de una colina, se alzan las ruinas del castillo de Moissac.
Pero ya era tarde para un ascenso por senderos desconocidos y privilegiamos el regreso a Saint-Roman, un ascenso himalayano que para evitar nos sorprendiera la noche, hicimos en una hora.
Aunque no había polémicas ni discusión en el grupo familiar, nos reunimos todos en el salón, alrededor de la chimenea para echar las castañas al fuego y contarnos historias ciertas o inverosímiles, pero que alargaron la velada antes de preparar el regreso a Roquemaure, ésta vez, por la otra vertiente de la montaña, bordeando el Gardon de Mialet hasta que desapareció a nuestra vista cuando cruzamos la frontera invisible que divide la Lozère del Gard.
Plus de photos, d'information ainsi que les réservations sur le site:
http://lousourel.chez-alice.fr/

mercredi 24 décembre 2008

Nochebuena provenzal (Roquemaure)

Desde que amanece, ya la cocina huele y el ambiente familiar es de veinticuatro. El almuerzo será ligero, aunque también será "ligero" lo que se prepara para la cena de Nochebuena. Y cómo es la Nochebuena Provenzal? Mucho ha cambiado con la modernidad de hoy día, pero bien vale recordarla, sobretodo, cuando todavía numerosas familias mantienen gran parte de la tradición.

La tradición que más ha sufrido es el ritual conocido como “Cacho-fio”, ceremonia que precede la cena para presagiar el nuevo fuego, los rayos del primer sol del año que se anuncia. El ritual consiste en encender la leña, que deberá ser de troncos y ramas del peral, del cerezo y del olivo. El encendido, delante de la chimenea, lo hace el más joven y el más viejo de la familia, que regarán la leña de vino cocido, tres veces, entonando: “que la leña se alumbre mañana será el día del pan, que el bien entre aquí, que las mujeres den a luz, que las cabras cabreen, las ovejas paran, que haya mucho trigo y harina, y de vino una cuba llena”.

Una vez encendida la leña, la familia se sienta alrededor de la mesa para el “Gros Souper”. Tres manteles blancos serán superpuestos uno sobre otro. La decoración, muy simple: tres gruesas velas blancas, símbolos de la Trinidad y de la Esperanza, ramas de cardillo rojo, a veces, rosas de Jericó y en tres pozuelos, lentejas o trigo plantados el día de Santa Bárbara, pero nunca pasado el 14 de diciembre. El menú será pobre, compuesto de siete platos en recuerdo de los siete dolores de la Virgen María. Verduras tradicionales: coliflor, cardo, apio y alcachofas servidas bien con aceite de oliva bien con una salsa blanca acompañada de anchoas. Y como toda cena simple conlleva algún pescado, el plato tradicional no es otro que bacalao seco salado.
El “Gros Souper” terminaba antes de medianoche, justo para asistir a la misa de medianoche, que en Roquemaure tiene lugar en su Collégiale, y cuyo cántico “Minuit Chrétien” es parte inseparable de su historia patrimonial. Una vez concluida la misa, y de vuelta a casa, comenzaba la cena fuerte, digna de mesas del reino de los golosos. Abundantes ensaladas, carnes, asados y vinos regionales. Al final, delicados membrillos de diversas frutas, bombones de grandes casas chocolateras, todo acompañado de exquisitos licores, también regionales.
http://es.youtube.com/watch?v=gO8aqal6Q1E (Minuit Chrétien - Toni Rossi)

Balade dans le centre-ville (Toulon)

La estancia en Toulon se fue achicando. Subir al Mont Faron que era nuestro objetivo principal, fue cumplido. Las curvas y virajes de la subida no nos sirvieron de entrenamiento para el descenso, que hicimos por la otra vertiente del macizo de roca calcárea. El vértigo se convirtió en pinares que danzaban a uno y otro lado de la estrecha vía, que felizmente fue concebida en un solo sentido, si no, de qué manera? Volvimos a los pies del monte mientras un fino velo arropaba la ciudad. El aire se enfriaba y el cielo se agrisaba para hacernos comprender que la inusual primavera de diciembre tocaba a su final. Antes de volver a las orillas del Ródano, había que caminar por las calles del viejo barrio que dio origen a Telo, Tholon, Tolon hoy Toulon, y que van hasta el puerto.
©cAc2008
Comenzamos el paseo por la parte Haussmannienne del centro. El Barón Haussmann, habiendo sido prefecto del Var, acometió sus primeras obras de urbanismo en Toulon, cuando el ensanche de la ciudad fue ordenado por Napoleón III. Garnier fue llamado por el Barón para la construcción de su primera Ópera, que como Haussmann, le sirvió de modelo para el gran reordenamiento de la capital francesa. El entrenamiento urbano del que Toulon fue pionera, permitió igualmente la rehabilitación, no solo de Paris, sino también de Lyon, Marseille, Montpellier y Bordeaux.
©cAc2008
©cAc2008
©cAc2008

Después de la segunda guerra, Toulon renova su parque de inmuebles del centro.
©cAc2008
Izq:Inmueble construido en la década de 1950.
Der:Edificio incorporado al paisaje urbano del centro de la ciudad durante la rehabilitación de los 70’.
Luego atravesamos el centro histórico, que fue durante mucho tiempo, refugio de la mafia local y de las aburridas noches de los marineros cuyos barcos escalaban en la rada. Con la rehabilitación urbana, el barrio nombrado Chicago, invadido de prostitutas y bares de mala reputación, ha casi desaparecido y los antiguos inmuebles van recuperando su esplendor de antaño.
©cAc2008
©cAc2008
Volveremos a Toulon para perdernos en su célebre mercado provenzal y probar la cade, que es una galleta que se come caliente acabada de salir del horno, espolvoreada de pimienta y los buñuelos llamados Chichi Frégi, ambas especialidades, llegadas para quedarse, como sus inmigrantes italianos.
Una ligerísima llovizna nos invita a remontar el barrio, guarecernos en la estación y mirar la pizarra de los trenes que partirán en dirección a Marsella. La huelga no ha terminado, nuestro tren ha sido anulado. Ante la incertidumbre de nuevas supresiones, montamos en el tgv Nice-Génève y descendemos en la estación Saint-Charles. El próximo ter está anunciado con cierto retraso, finalmente, desbordado de pasajeros que van a Miramas, Arles y Avignon, el silbato anuncia la salida y el gusano de hierro se adentra en las tierras bañadas por el Ródano.

Chapelle ND du Mont Faron (Toulon)


El monte Faron, roca calcárea desde la que se domina la más bella rada europea, el Mediterráneo infinito y toda la costa llamada de las Islas de Oro, es un faro natural alto de 584m. El panorama que ofrece Faron es indiscutiblemente grandioso y aunque el vértigo puede sorprenderlo en la subida, el paisaje hará efecto de remedio natural para curarlo.

En el Mont Faron, convergen la historia (museo de la Liberación), la memoria (museo del Desembarco de Agosto de 1944), la meditación (la capilla) y la naturaleza, con su espacio apacible, quebrado únicamente por las cigarras durante el verano, es un lugar que veneran marinos, militares y los habituales que recorren sus senderos.

La subida al monte Faron no fue un azar en el viaje a Toulon. Un amigo acostumbraba a caminar por sus parajes como también lo hacía por los senderos que atraviesan los flancos del Caume. Él admiraba la pureza de esos lugares, y de visita en Paris, hablamos de subir al monte en VTT, de ver los barcos allá lejos en la línea inmutable del Mediterráneo, de ver la silueta soleada de Toulon y de entrar a la gruta convertida en capilla, verdadero abra de paz cuyo silencio acompañado del aire rozando los pinos exteriores hace meditar sin que el tiempo empuje a la salida. Hemos subido los dos montes sin él, y hemos entrado a la gruta para en su silencio, rendirle recuerdo.
©cAc2008


©cAc2008