Para visitar la casa de Honoré de Balzac, en el 47 de la rue Raynouard del parisino diez y seis, hay que escoger un día de buen tiempo, soleado y fresco, para disfrutar del cuadro que la envuelve y que sigue siendo, la « casita « con su jardín, ese viejo Paris que describió el autor de Papá Goriot, lectura que tanto disfruté en mi adolescencia. No fue hoy precisamente ese día espléndido que se requería, y tampoco la hora invitaba a hacer fotos del lugar. Salvo de la torre iluminada haciendo guiños detrás de los arbustos del jardín. Sin embargo, la casi noche fue ideal para dejarme arrastrar por la lectura de « Lettres choisies dans la correspondance de Balzac » en la voz de los actores Sophie Carrier y William Mesguich que bien supieron desenpolvar las palabras escritas precipitadamente por el escritor en la misma casa que fueron pensadas y llevadas al papel. Sentado en una pieza de la casa, escuchando la lectura de esas cartas apasionadas, pude darme cuenta que la voluntad de amar sólo puede existir si va de par con una fuerza sin medida. Y Balzac era completamente desmesurado.
©cAc-2009
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