El perfil de la catedral es símbolo en el paisaje urbano de la ciudad. Desde la base de su monumental escalera, la fachada principal esconde la nave más grande de la arquitectura gótica. El edificio, consagrado a Santa María, es el resultado de la evolución de estilos desde el siglo XI al siglo XVIII. Una superposición que pone en valor cada piedra cada arcada, sus gárgolas, entre las que se destaca la denominada “la Bruja de la Catedral”, única con figura humana, y toda la decoración interior de sus altares, capillas y sepulcros. El Archivo Capitular y el tesoro del edificio religioso muestran obras del arte romano en Cataluña y de la influencia mozárabe durante el Medioevo. Eligiendo una hora temprana en la mañana, el claustro románico se hace casi privado y solo el gorjeo de las palomas rompe el silencio del caprichoso patio construido en planta trapezoidal siguiendo la estructura de las murallas, el lateral norte y los edificios de épocas anteriores que la rodeaban.
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