Qué tiene Girona que fue blanco de las hordas francesas desde tiempos remotos y lo es hoy de enjambres de turistas que serpentean sus bien rehabilitadas murallas y no vacilan en acercar sus labios al fondillo de la leona?
Los franceses asediaron varias veces Girona en los siglos XVII y XVIII, habiendo sido remarcables los asedios de 1653 y de 1694. Y en la historia no podía faltar Napoleón que después de haber cercado durante siete largos meses la ciudad, la tomó en 1809. Tres años más tarde, y lo será hasta 1812, Girona se convirtió en prefectura del Ter, cuando Napoleón I incorpora la Cataluña al Imperio Francés.
El puente que nos une es invisible, es natural, verde y armonioso, y se siente a uno y otro lado de la “desaparecida” frontera. Le Perthus o La Jonquera se abrazan y dan la bienvenida a uno y otro lado. Pero hay en Girona un puente que respira ingeniería gala. El Ponte de Ferro, construido por Gustave Eiffel en 1877 y al que no le falta interés en la travesía de puentes sobre el río Onyar rico en reflejos por sus casas coloreadas.
©cAc-gi09
Atraviese el puente bien temprano en la mañana, al final de una tarde que vio la lluvia mojar su estructura, busque la mejor posición para hacer una foto del puente sobre el río, de las casas, de la torre de Sant Feliu y vuelva a la tarde siguiente cuando a la hora de la siesta nadie atraviesa la malla roja de hierro envejecido.
Aucun commentaire:
Enregistrer un commentaire