vendredi 17 juillet 2009

Camino entre lloviznas y recalmones








El verano se ha instalado sólidamente y el sol no pierde ocasión para recordarnos que es él el dueño de nuestras decisiones estivales. Saber cómo se comportará la meteó mañana, y pasado, y qué dicen los mapas para los próximos cincos días? Vientos de tramontana o el mistral que acecha…, el tiempo está de lluvia, -oigo decir a una señora de avanzada edad-, la meteó no lo ha dicho, pero los trenes de carga pasan lejos y se escucha su férreo paso como si estuvieran del otro lado de la casa (eso es un signo!),-se siente el olor fuerte de los alcantarillados, agrega la dama, sin quitar los ojos de su costura. Después del segundo signo expresado por la señora, el cielo se cubrió, y un aire fresco comenzó a descender a la tierra. El sol se escondió mucho antes del mediodía. Un silencio profundo fue ganando el espacio acústico controlado por las cigarras. Las ardillas también se escondieron. También lo hizo el pájaro carpintero que tiene cuartel general en un castaño y hasta las urracas levantaron el vuelo.
El tiempo está para una caminata, pensamos en voz alta, y sin pensarlo dos veces, enrumbamos a nuestro punto de partida, un claro en la garriga, donde nace un camino que de tanto, hasta con los ojos cerrados podemos hacerlo.
Cuatro gotas, un recalmón, seis gotas, otro recalmón, el cielo pintado a brochazos, las cigarras imperturbables, las mismas plantas y las mismas flores, u otras plantas y otras flores, en este día de julio, descalabrado el verano.

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