© cAc 2008
La rue de Rivoli era un abejeo y hacerse un camino hasta la Tour Saint-Jacques se presentaba escabroso, peor aún en la intersección con el boulevard de Sébastopol. Haciendo malabares llegué frente a la gótica torre, ya un poco fatigado. No quería perderme la simulación creada para la torre por el renombrado artista chino Gu Dexin. Una proyección que como otras de su haber, van de lo absurdo a lo paradójico, como una forma de provocación. Las cuatro caras de la torre se visten con la iluminación que emana de la proyección de vídeos filmados a la luz del día, y representan la parte superior de la torre mientras las nubes corren detrás.
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La rue de Rivoli era un abejeo y hacerse un camino hasta la Tour Saint-Jacques se presentaba escabroso, peor aún en la intersección con el boulevard de Sébastopol. Haciendo malabares llegué frente a la gótica torre, ya un poco fatigado. No quería perderme la simulación creada para la torre por el renombrado artista chino Gu Dexin. Una proyección que como otras de su haber, van de lo absurdo a lo paradójico, como una forma de provocación. Las cuatro caras de la torre se visten con la iluminación que emana de la proyección de vídeos filmados a la luz del día, y representan la parte superior de la torre mientras las nubes corren detrás.
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