samedi 18 octobre 2008

La “ciudad de los aleros”


©cAc 2004
Mientras uno camina por las calles de Paris, y va mirando esta fachada y aquella otra, el techo inclinado en pizarra de un inmueble o la profusión de ventanas, los muros esculpidos o las magníficas puertas cocheras de antaño, apenas uno se da cuenta por donde camina. Y en ese andar en que descubrimos cada día una nueva faceta del paisaje urbano de la vieja Lutecia, nos percatamos de la ausencia de aleros en una ciudad de otoños e inviernos de lloviznas persistentes. Ante un lloviznazo inesperado, a falta de aleros, hay que abrir el paraguas o mojarnos hasta que encontremos un lugar para refugiarnos o un café si tenemos el tiempo para sentarnos. Y me refugio en el recuerdo de nuestros aleros, desde cuyas vigas a veces carcomidas por el tiempo, nos observan curiosos los gorriones. Quiero detenerme en algunas casas con aleros de la ciudad del Bélico. Pero antes quiero mostrarles la “ciudad de los aleros”, que no es otra que Cuenca, en Ecuador. La abundancia, estilos y colorido de los aleros cuencanos es de una riqueza extraordinaria y cuanto gusto da pasearse por la ciudad un mediodía soleado. Eso no es un problema! Los aleros protegen!
Les presento algunos de esos aleros de Cuenca, pero si la curiosidad los mata y quieren descubrir otros, pueden ir al album que está abierto en Picasa:
http://picasaweb.google.fr/carcasoliva/CuencaLaCiudadDeLosAleros
©cAc 2004

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