jeudi 4 septembre 2008

La Torre Saint-Jacques desviste sus 62 metros




Volviendo a Paris después de las vacaciones en el sur, presto me dirigí a la rue de Rivoli para ver la Tour Saint-Jacques libre de su andamiaje. Y es que la torre me resultó curiosa desde mi primera visita a Paris. Primero porque representa el punto de partida del camino a Santiago de Compostela desde Paris, y es una empresa que avizoro no lejos en el tiempo, aunque no precisamente saliendo de aquí. Segundo porque la conocí negra del hollín y de contaminación y me parecía impropio no darle un poco más de atención. Finalmente, muchos años después, puedo admirar lo que en sus orígenes fue un campanario construido entre 1509 y 1522 por la cofradía de los Carniceros. La hermandad, queriendo mostrar su poderío como comerciantes, quiso reemplazar el campanario cuadrado del s.XII de la iglesia Saint-Jacques, sitio donde comienza la peregrinación, por una obra rica en decorado.
Y aunque fue edificada en los inicios del Renacimiento, el campanario es de estilo gótico flamboyante y su estructura se compone de fuertes verticales aliada con motivos fantasistas, arcos y molduras trilobuladas. El campanario se salvó cuando la iglesia fue destruida en 1797 y en 1836 fue comprada por el ayuntamiento y desde entonces sirve de ornamento en una de las arterias más movidas de la ciudad.
La estatua de Saint-Jacques acapara los últimos tres metros y medio de los 62 de la torre.
San Roque es uno de los diecinueve santos colocados en los nichos de la fachada y la estatua estuvo a cargo del artista Louis Desgres.

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