No se como logré hacer tan corto el tramo entre la Sorbonne y la Maison de l’Amérique latine, lo cierto es que aunque llegué siete minutos pasadas las once de la mañana, no llegué tarde a la mesa redonda de la Tribuna Económica Latino Americana encargada de polemizar sobre la evolución de la economía cubana. Alain Rouquier se encargó de presentar “L’économie cubaine: changements ou illusion?, y Sthéphane Witkowski, conseiller du commerce extérieur de fungir como moderador. En la mesa como invitados, maître Gilles Bouyer, avocat à la Cour, Philippe Colombani, consejero económico de Francia en La Habana y Carlos Quenan, profesor de economía del IHEAL. No pretendo calcar aquí todo lo expuesto y debatido pero quiero compartir mis dos horas como espectador de lo que llamaron una reunión hecha en un momento interesante, dentro de un contexto nuevo, es decir, la presidencia de Raúl Castro, justo cuando la UE levanta las sanciones impuestas a la isla. Una reunión para debatir sobre la reacción de la economía cubana, su impacto actual y el futuro de la misma. Se liberaliza la economía cubana o son simples medidas que permiten al régimen cubano tomar un poco de aire mientras reflexiona acerca de una posible reforma monetaria? Gilles Bouyer insistió en que el derecho es un reflejo de la sociedad y recorrió un poco la historia cubana desde la independencia en 1898, el término del protectorado norteamericano en 1908, la república hasta 1958 y toda la superposición de leyes y gestiones jurídicas durante los cincuenta años de gobierno revolucionario que llegan al final de este 2008. La huella que dejó la Constitución de 1940 y las grandes reformas puestas en marcha en 1959. La desaparición del bloque comunista del Este Europeo en 1989 y la crisis en la que se ve inmersa la isla a partir de ese momento. Nuevas y grandes reformas entre 1994 y 1998, en el sistema bancario y de seguros, incipiente descentralización, marcada institucionalización y un nuevo plan general para modernizar la economía. 1995, año en que se promulga la ley de la inversión extranjera, y que no logra funcionar y como poco a poco vuelve a instalarse un sistema económico centralizado. El señor Bouyer termina su presentación entre el 2007 y el momento actual. Y explica como las fuerzas armadas controladas por Raúl Castro se transforman y se convierten en modelo económico. De cómo la población, en espera de “algo”, ha sido incitada a debatir, a no callar, a criticar, y de cómo ha habido un resurgimiento de células anticomunistas en el país. Explica el abogado a la Corte que la remuneración según el mérito y la imposición del igualitarismo se convirtió en freno, en desgracia para unos y otros. El año 2008 muestra una evolución con respecto al pasado, y se torna hacia una mejor administración empresarial, hacia un viraje de los principios. No obstante, la inversión extranjera sigue siendo el talón de Aquiles, porque si bien es necesaria, empuja a una pérdida de la soberanía. Y aquí tocó el tema de la propiedad y la interpretación de las leyes, de cómo la posibilidad de vender apartamentos a los extranjeros no era compatible con la férrea ley de vivienda para la población en general. Es por ello que la novedad está en los contratos de gestión y de cooperación, en la firma de pactos, en el seguimiento de una ley de arbitraje internacional. Respondiendo a cuestiones emanadas del público, Gilles Bouyer trató el tema de la concertación, de la modernización y de la valoración, y la actitud de la nueva dirigencia cubana. Sigue en pie la emulación socialista, la estimulación material y la divisa de que “a cada cual según su capacidad”. Raúl Castro insiste en que “hay que trabajar duro” y al mismo tiempo dice “que todo es negociable excepto la soberanía”. Entonces, la esperanza es un riesgo a correr.
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