He ido a la librería japonesa Junkudo y la iglesia de Saint-Roch se me hace camino. Es el único sitio religioso de Paris en el que a menudo entro. Soy devoto de San Roque y por consiguiente de Elegua. Confieso que no soy practicante, pero el silencio que se diluye entre sus naves, me empuja a sentarme y meditar frente al altar de San Roque. Y nunca paso por alto sus ornamentos, pinturas y vitrales. Quiero detenerme en las pinturas de la bóveda del coro. La luz que penetraba por los vitrales se desmoronaba en el piso graciosamente y hacía resaltar los colores de las pinturas. El conjunto pictórico está firmado por el pintor Adolphe Roger y las molduras y la decoración suplementaria fueron obra de Baltard. Aprovechando la buena luz traté de acercarme a las representaciones que datan del Segundo Imperio. Ardua tarea. Cámara y prismáticos. Luego lápiz y papel para hacer apuntes y no olvidar detalles. La iglesia, vacía, era toda de mi posesión. Ni San Pedro, ni San Mateo pusieron atención a mi capricho fotográfico. Otro tanto hizo el ángel Séhaltiel, las alas desplegadas saliendo de su túnica roja. Con la mano derecha, el ángel porta una copa y con la izquierda un medallón con las iniciales SR.
©2009-cAc
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San Mateo, vestido de verde y envuelto en una túnica roja, descansa sobre una nube. Escribe su Evangelio, que muestra abierto, con su mano derecha, en la izquierda sostiene el estilo. Un ángel arrodillado a su derecha, le sostiene a él, y otro ángel, vestido de blanco, planeando encima, con la mano derecha puesta sobre el corazón, y una llama en su frente, le trasmite al santo la sagrada inspiración. San Pedro, mirando al frente y sentado sobre su cátedra pontificia, porta una túnica blanca, y una capa amarilla ajustada por un cierre de diamantes. Portador de las llaves del reino celestial, con la derecha indica al cielo y con la izquierda apunta a la tierra. La tiara de pontífice está a sus pies, y por cada lado, asistido de ángeles alados, ambos portando una llama, uno levantando su capa, el otro apoyado sobre un pedestal en que dificilmente puede leerse : « Tu es Petrus et super hanc petram aedificabo ecclesia meam ».
Afuera, gentes que hacen su almuerzo de mediodía sentadas en los escalones de la iglesia. Las palomas revolotean y corren detrás de las migas de pan que hacen caer los que devoran su sandwich.
Afuera, gentes que hacen su almuerzo de mediodía sentadas en los escalones de la iglesia. Las palomas revolotean y corren detrás de las migas de pan que hacen caer los que devoran su sandwich.
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