vendredi 26 juin 2009

Four

Four es un caserío en el camino entre Sauveterre du Gard et Villeneuve-lez-Avignon, justamente donde una doble curva no permite poner atención al campanario que sobresale en medio del pequeñísimo burgo. Como diría mi padre, un caserío en el que no vale la pena detenerse ni para pedir un vaso de agua. Un asentamiento medio parecido a Muelas Quietas, en la carretera que lleva a Camajuaní. Viajando en auto nunca se me ocurriría parar, pero andando en bicicleta decidí detenerme y preguntar si el campanario pertenecía a la iglesia del pueblo. –Aquí no hay iglesia, me dijo un niño haciendo como si pescara en el minúsculo canal que atraviesa el lugar. Seguí rodando unos cien metros y tres niñas saltaban la cuerda suiza. -Aquí no hay iglesia-, me dijeron casi al unísono. Como buen curioso quise entrar en el cuerpo de la bastida pero dos perros me ladraron sin mucha cortesía –aquí no hay iglesia. Volví atrás, miré las casas a uno y otro lado de la única calle que se adentra en el burgo, ventanas medio-cerradas, velillos movidos por la brisa, sombras detrás de los vidrios empolvados. Saqué mi cámara y traté de fotografiar un arco de entrada, un campanario inutilizado y una virgen secuestrada en su nicho detrás de una rejilla a modo de protección. Todo sin lastimar sentimientos ni fantasmas merodeando alrededor del campanario. Horno, un caserío gardois que no tiene iglesia. Poco importa. Pero, y quién me da razón del campanario?

Aucun commentaire: