La historia de la estación Saint-Lazare comienza en 1837, cuando fue abierto el ferrocarril de Paris a Saint-Germain. Fue construida, provisionalmente en madera, en el sitio de la place de l’Europe y en 1841, también de manera temporal, fue construido un edificio en mampostería, pero en la calle de Stockholm, delante de la mencionada plaza, siguiendo los planos del arquitecto Alfred Armand. La tercera estación, también firmada por A. Armand y el ingeniero Eugène Flachat, fue construida donde está situada actualmente, en la calle Saint-Lazare, que le dará el nombre que lleva. Las obras duraron desde 1842 a 1853, y se convirtió en 1867, en la más importante de Paris, y por la que pasaban 25 millones de pasajeros al año, lo que condujo a extensiones de la misma para facilitar el tráfico. Puede entenderse ello como el nacimiento de una cuarta estación Saint-Lazare, si tomamos en cuenta la inaugurada por Napoleón III a la ocasión de la Exposición Universal.
©cAc2008
Los trabajos realizados por el arquitecto Juste Lisch entre 1885 y 1889 le dieron su fisionomía actual. Durante esta renovación, fue construido el hotel Terminus, justo frente a la estación y unido a la terminal por una pasarela aérea cubierta. La antigua cabecera de línea de la red “Ouest-Etat”, que es una de las grandes estaciones parisinas, fue perdiendo importancia, tráfico y viajeros en la década del 1970 con la pérdida de la línea a Saint-Germain-en-Laye, así como otras líneas en los años 80.
©cAc2008
Los trabajos realizados por el arquitecto Juste Lisch entre 1885 y 1889 le dieron su fisionomía actual. Durante esta renovación, fue construido el hotel Terminus, justo frente a la estación y unido a la terminal por una pasarela aérea cubierta. La antigua cabecera de línea de la red “Ouest-Etat”, que es una de las grandes estaciones parisinas, fue perdiendo importancia, tráfico y viajeros en la década del 1970 con la pérdida de la línea a Saint-Germain-en-Laye, así como otras líneas en los años 80.
No obstante, desde Saint-Lazare, puede hacerse el viaje a Normandía, y me imagino a los viajeros, después de haber atravesado el Atlántico en un gran vapor, tomar el tren en la estación du Havre y llegar a Paris, descender en un andén de la terminal, atravesar el salón de los Pasos Perdidos y bajar por las escaleras que dan acceso a la Cour de Rome, e instalarse en una habitación de un viejo hotel del barrio.
©cAc2008
Aucun commentaire:
Enregistrer un commentaire