mercredi 24 décembre 2008

Beau temps à Toulon

El ter hizo su primera parada sin haber dejado aún la « cité phocéenne », Marseille-Blancarde, y luego otras antes de detenerse en Aubagne, Cassis, La Ciotat, anclada entre la bahía de los ángeles y los flancos que la separan de Cassis. Aparecen y desaparecen Saint-Cyr, Bandol, Sanary, la Seyne, siempre bordeando el Mediterráneo, azul como en los mejores días del verano. Los balnearios se suceden unos tras otros y poco antes de llegar a Toulon, el tren se aleja de la costa y penetra los barrios del norte de la ciudad. La estación en plena ebullición dominical no nos hace pensar en el movimiento social que tomando carácter huelguístico. Nos quitamos sombreros, bufandas y abrigos. Cualquiera diría que la primavera quedó presa en la ciudad que alberga el más importante arsenal marítimo del hexágono. El sol radiante nos obliga a ponernos gafas. Palmeras, bañistas corajudos, el mar abierto a nuestros ojos, la arena húmeda acariciando nuestros pies. Todo hace olvidar que justamente acaba de comenzar el invierno.

Olvidamos que el mistral sigue soplando en el valle del Ródano y decidimos disfrutar de la playa y el aire veteado de mar y sal.



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