Basta cruzar el hito que marca la frontera entre los departamentos Bouches du Rhône y el Var, y ya estamos en este pequeño pueblo de a penas 10 000 almas, situado a dos kilómetros de la costa pero verdaderamente sobre el mar. El pequeño burgo, aunque mantiene vivo su gran mercado dominical, es cada vez menos provenzal y mucho más estación balnearia con inmuebles contemporáneos puro cemento y un enorme estacionamiento que bordea toda la franja playera desde Les Lecques hasta La Madrague. Les Lecques es un balneario familial con su pequeño puerto al fondo de un minúsculo golfo. Yendo hacia el este, La Madrague, sobre la colina de pinos, es también una dársena portuaria y una bella playa con azules y verdes que solo puede ofrecer el Mediterráneo.
El pueblo atesora en su plaza central una de las cuatro réplicas francesas de la estatua de la Libertad, y que fue instalada en 1913 para conmemorar la primera conexión de agua corriente en la comuna. La curiosidad radica en que, por esa época, tener acceso de agua corriente a la casa estaba considerado como un signo de libertad. Además de cafés y restaurantes, la plaza está rodeada de comercios y dos edificios se imponen en el paisaje: la alcaldía y la iglesia cuyo santo patrón es Saint Cyr. Evidentemente.
El pueblo atesora en su plaza central una de las cuatro réplicas francesas de la estatua de la Libertad, y que fue instalada en 1913 para conmemorar la primera conexión de agua corriente en la comuna. La curiosidad radica en que, por esa época, tener acceso de agua corriente a la casa estaba considerado como un signo de libertad. Además de cafés y restaurantes, la plaza está rodeada de comercios y dos edificios se imponen en el paisaje: la alcaldía y la iglesia cuyo santo patrón es Saint Cyr. Evidentemente.
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