Descubrimos la librería el verano pasado, apenas llegados a La Ciotat. La rue des Frères Blanchard hace parte de nuestro camino si vamos al puerto o a los comercios del centro. Y la misma tarde de nuestra llegada, se nos ofreció como un oasis en el que la sed de leer no encontraría obstáculos. Tiene de todo, de todo lo que nos puede interesar y hasta el consejo de la patrona que cautiva por su gentileza y además por cómo es, vestida siempre de negro, el ojo avizor en la búsqueda del libro que queremos, y de otro más, quizás señalado con un corazón rosado a manera de post-it. Este verano llevamos menos libros con nosotros a sabiendas que “Au poivre d’ane” encontraríamos lo que buscábamos, y hasta otras lecturas como nos pasó con el libro “Cuba, les chemins du hasard”, un recorrido por la isla a través de imágenes del fotógrafo italiano Francesco Gattoni acompañadas de textos autobiográficos de la escritora cubana Karla Suárez. Gracias Karla por haber detenido el tiempo justo cuando descendía del tren de Hershey, en la estación de Casablanca. Fue la última vez, corría 1981.
Cuba, les chemins du hasard. Le bec en l’air - Editions
Descubrimos la librería el verano pasado, apenas llegados a La Ciotat. La rue des Frères Blanchard hace parte de nuestro camino si vamos al puerto o a los comercios del centro. Y la misma tarde de nuestra llegada, se nos ofreció como un oasis en el que la sed de leer no encontraría obstáculos. Tiene de todo, de todo lo que nos puede interesar y hasta el consejo de la patrona que cautiva por su gentileza y además por cómo es, vestida siempre de negro, el ojo avizor en la búsqueda del libro que queremos, y de otro más, quizás señalado con un corazón rosado a manera de post-it. Este verano llevamos menos libros con nosotros a sabiendas que “Au poivre d’ane” encontraríamos lo que buscábamos, y hasta otras lecturas como nos pasó con el libro “Cuba, les chemins du hasard”, un recorrido por la isla a través de imágenes del fotógrafo italiano Francesco Gattoni acompañadas de textos autobiográficos de la escritora cubana Karla Suárez. Gracias Karla por haber detenido el tiempo justo cuando descendía del tren de Hershey, en la estación de Casablanca. Fue la última vez, corría 1981.
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