Primero fue « Soy mucho más » en 2005. Apenas han pasado tres meses desde la presentación de “En la voz del silencio » y vuelve Eyda Machín al auditorium de la Maison de l’Amérique latine, escoltada por William Navarrete y Christian Roy-Camille para presentar su primera novela “Passerelle” con sello de Aduana Vieja.
Llegué con retraso. La sala estaba casi completamente llena, pero tuve la suerte de encontrar una butaca delante sin tener que atravesarla para llegar al fondo. Digo que, la sala estaba llena, si, pero el público me era casi desconocido. Me conté entre los cinco o seis cubanos que asistimos a esta reunión literaria. Y aproveché la ocasión (otra vez!) para preguntarme, qué será de la comunidad cubana que vive en Paris, y que no se le ve en estas reuniones que ayudan a mantener (aunque estemos integrados y orgullosos de reapropriarnos la que nos ofreció la tierra de Marianne!) la identidad isleña estemos donde estemos. Habría que escribir y escribir, criticar, debatir, argumentar y hasta herir sin intención de hacerlo, para lograr una respuesta a la pregunta que otros como yo también se hacen. Traté de atrapar mi retraso, escuchar la lectura de Eyda que llegaba a su término, y atravesar la pasarela que tendió la autora, para llegar a la respuesta escondida entre sus líneas. Una historia de gemidos lacerantes, de sufrimiento y añoranzas. Una pasarela del exilio al exilio.
Llegué con retraso. La sala estaba casi completamente llena, pero tuve la suerte de encontrar una butaca delante sin tener que atravesarla para llegar al fondo. Digo que, la sala estaba llena, si, pero el público me era casi desconocido. Me conté entre los cinco o seis cubanos que asistimos a esta reunión literaria. Y aproveché la ocasión (otra vez!) para preguntarme, qué será de la comunidad cubana que vive en Paris, y que no se le ve en estas reuniones que ayudan a mantener (aunque estemos integrados y orgullosos de reapropriarnos la que nos ofreció la tierra de Marianne!) la identidad isleña estemos donde estemos. Habría que escribir y escribir, criticar, debatir, argumentar y hasta herir sin intención de hacerlo, para lograr una respuesta a la pregunta que otros como yo también se hacen. Traté de atrapar mi retraso, escuchar la lectura de Eyda que llegaba a su término, y atravesar la pasarela que tendió la autora, para llegar a la respuesta escondida entre sus líneas. Una historia de gemidos lacerantes, de sufrimiento y añoranzas. Una pasarela del exilio al exilio.
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