Mi primera visita a este museo fue para asistir a un concierto de repentistas cubanos, algo así como un « Palmas y Cañas” a escasos minutos de la tour Eiffel. Hoy he vuelto a esta nave anclada para siempre a borde del Sena para disfrutar de su colección permanente, y cuya vocación es hacer conocer y expandir las artes y las civilizaciones de África, de Asia, de la Oceanía y de América. El edificio, concebido por Jean Nouvel, se alza en medio de una vegetación lujuriante, un espacio abierto y habitado. Les dejo algunas fotos exteriores de esta ciudad cultural cuya espiritualidad respira de vitrina en vitrina.
dimanche 2 novembre 2008
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