mardi 9 décembre 2008

La ville de Calvin (Pause suisse)

La línea ferroviaria Paris-Ginebra no es de las más emocionantes. El tgv atraviesa a zancadas esa Francia con la que nunca soñamos y se detiene en dos estaciones que jamás buscamos en el mapa: Bourg-en-Bresse y Bellegarde. Luego aparece la silueta de Ginebra envuelta en la bruma del lago Leman. Ginebra, calvinista, austera e intelectual y Ginebra sede de tantas organizaciones ilustres. Fría, brumosa, soleada y protegida por célebres montes. Para disfrutar de todo eso, nos bajamos del tren en la estación Cornavin, y para dar ánimo a nuestro sobrino Guillaume, inscrito para hacer la "course de l’escalade".

A primera vista, la ciudad no me ofreció todo lo que yo me esperaba. La parte vieja, con sus gruesos muros y antiguos edificios, dejaba oir el silencio roto por nuestros pasos, únicos paseantes de un mediodía frío y húmedo, subiendo por la Grand-Rue, donde nacieron o vivieron Jean-Jacques Rousseau, el pintor Ferdinand Hodler, Gretry, o el escritor argentino Jorge Luis Borges. Una cuesta que nos llevaría a la catedral Saint-Pierre, alrededor de la cual se erigió la ciudadela de la Reforma. La catedral es una iglesia protestante desde 1538, sus muros, levantados en los siglos XII y XIII, han soportado múltiples reconstrucciones y su fachada neo-greca, es lo menos que uno se espera al llegar frente a ella. Su interior es imponente y sobrio.
©cAc2008
Luego fuimos zigzagueando en descenso hasta el borde del lago.


El chorro gigante de 145 metros de altura se ve desde muchos sitios de la ciudad. Las márgenes del lago hacen a Ginebra casi marítima. Y el Ródano, escapando del lago, se alimenta del Arve y se deliza buscando las tierras galas que lo verán morir en Camargue.

Aucun commentaire: