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mardi 4 août 2009

Lo Pònt Sant Esperit (Pont Saint Esprit)



©cAc-2009. El monte Ventoux desde Pont Saint Esprit.

Los « spiripontains » no sólo tienen su renombrado puente medieval, y el Ródano como fertilizante natural de sus tierras. Tienen de fondo al monte Ventoux, uno de los más grandes lavaderos antiguos del hexágono y su magnífica “maison des chevaliers”. La primera vez que puse los pies en Pont Saint Esprit, el cielo iba oscureciendo. El azul iba veteándose cómo solo puede hacerlo un cielo de Provenza, y las casas se regocijaban de mostrarse medio escondidas entre sombras que se agolpan en sus muros y las primeras luces del alumbrado público. Sin rumbo exacto, sorteamos las callejuelas, que me parecieron únicas con su sarta de arcos imbricados a otros arcos, y me dije, hay que volver, no por el hecho de visitar el museo de arte sagrado, sino para deambular por ese nido raro que es el pueblo. Y volvimos. A plena luz del día, y domingo. La gente pasando el bochorno detrás de sus contraventanas a medio cerrar, las calles barridas de sus gentes por un mistral inexistente, los comercios dormidos, y alguna que otra cigarra anunciando jardines interiores donde un muro alto se levantaba.
©cAc-2009
©cAc-2009
A la luz del día, en la segunda visita, las calles arqueadas y arcadas perdieron el encanto percibido la primera noche, y el viejo centro del pueblo se nos presentó lleno de inmuebles florecidos en una época de ceguera urbana donde los apuros inmobiliarios rompieron el paisaje medieval de antaño (foto inferior derecha).
Únicos visitantes del museo, nos convertimos en dueños y señores de la casa, como desorientados Piolenc en pleno siglo XXI. El museo fue como una etapa entre el calor punzante de las dos de la tarde y el frescor que procura la estrechez de las calles antiguas. Tres pasos adelante, dos a la izquierda y desembocamos en la plaza Saint Pierre. Triste a morirse. La antigua capilla de los Penitentes Blancos muestra una fachada casi en ruinas, en proceso de reconversión, alguien me dijo, -será un teatro. El templo del priorato Saint-Pierre, construido entre los siglos XII y XVIII, hoy casi abandonado y convertido en una gran nave de exposiciones, sus muros no ocultan el esplendor de antaño. La iglesia Saint-Saturnin, que data del siglo XV, como una mole masacrada por el tiempo, se alza del otro lado de la plaza, afeada por su función de parking.

©cAc-2009 Prieuré Saint Pierre

©cAc-2009 Chapelle des Pénitents Blancs
©cAc-2009 Eglise Saint Saturnin
En la boca de una estrechísima callejuela con pequeños arcos, frente a la plaza Saint Pierre, un grupo de señoras octogenarias, y el marido de una de ellas los noventa pasados, se ríen de la vida, conversan con los pasantes, y no les falta ánimo para sentirse flores de un jardín cementado. Y cosa curiosa supe por boca del nonagenario, que me preguntó de dónde yo “venía”, y como decirle que de Paris, me parecía falso, porque veníamos de apenas treinta kilómetros más al sur, pero Roquemaure tampoco me parecía verdadero, le dije, -de Cuba. El señor me contó que su padre era valenciano, y que fue llevado a Cuba siendo muy joven, en el 1895, integrando las fuerzas españolas desplegadas en la isla contra los mambises independentistas. Me quedé boquiabierto, pues siempre ocurren esas cosas, y le dije, -entonces su padre y mi abuelo hicieron la misma guerra, qué le parece?, y se quedó mirándome como quien mira un retrato sepia guardado en el fondo de una gaveta..., estoy seguro que pensaba en su padre.
La rue des Quatre Vents à Pont Saint Esprit. Dimanche 2 août 2009.

lundi 3 août 2009

Remontando al siglo XIII (Pont Saint-Esprit)


El puente construido en el burgo medieval de Portum Sancti Saturnini fue comenzado en el 1265, y la obra terminó en 1309. Seiscientos años de un pasaje privilegiado sobre las turbulentas aguas del Ródano, pasaje que unía la Provenza y Languedoc. Fue obra del conde de Poitiers y de Toulouse, Alphonse de Poitiers, que confió los trabajos a la rama pontífice de los Hospitalarios, compuesta por monjes - soldados constructores de puentes, con el objetivo de facilitar los peregrinajes. Una verdadera obra de ingeniería de casi un kilómetro de largo, sostenido por veinticinco arcos, que lo sitúan como el decano de los puentes construidos sobre el Ródano.
©cAc-2009

mardi 28 juillet 2009

Chusclan, su iglesia romana (St Julien de Chusclan)


©cAc-2009

Chusclan tuvo sus murallas y las desbordó al final del XIX. La viña daba prosperidad al pueblo, y todavía hoy lo mantiene activo. El macizo de Gicon la protege del viento, el Ceze le procura frescor y da rendimiento a sus tierras. El pueblo gira alrededor de su iglesia romana, construida entre el X y el siglo XI, encima de las ruinas de lo que fue un priorato benedictino. Iglesia parroquial hasta 1856, el edificio a conocido toda suerte de usos, desde trastero de la municipalidad, escuela comunal, vivienda del institutor hasta ser convertida en mediateca. Luego vino la esperada restauración. De la época romana sólo queda la fachada del campanario y la nave central. La huella de capillas agregadas puede verse aún. La torre cuadrada que sirve de campanario, incorporada en 1599, domina el conjunto. Como muchas otras iglesias que han sufrido el canibalismo de marchantes inescrupulosos del arte religioso, la puerta se mantiene cerrada fuera de las horas de culto. Pinturas murales del XIII al XVII que representan a San Julian y a San Emeterio, y de los cuatro fundadores de la iglesia, Agustín, Ambrosio, Benito y Gregorio, son expuestas en la mediateca del pueblo. En el vasto espacio de la iglesia, los muros estuvieron cubiertos de pinturas de Marnelli, y de Guilbert d’Annelles, dos maestros de la pintura aviñonesa. El tiempo no perdonó, y la conservación de las pinturas fue imposible. Saliendo del templo, amparado de la violencia del sol, caminamos buscando la salida hacia el castillo de Gicon.
©cAc-2009

dimanche 12 juillet 2009

Figueres, capital de Alt Empordá

©cAc-gi09
En el primer lustro del siglo XX Figueres vio nacer a su hijo predilecto: Salvador Domingo Felipe Jacinto Dalí i Domenech, 1er marqués de Púbol. En el mismo siglo pero ochenta y cinco años más tarde Figueres lo lloraría. Confieso que no he llegado a Figueres esta vez para rendir culto a quien siempre he pensado un poco desquiciado y snob. Pero también sería injusto no mencionar en una, dos o más líneas la huella que el artista y pintor surrealista logró legar a su pueblo. Un pueblo del Alt Empordá catalán que vive al ritmo del entra y sale de los turistas que se apresuran para entrar al museo que él mismo creara en 1974, el Teatro-Museo Gala Salvador Dalí.
©cAc-gi09

La iglesia Sant Pere de Figueres
Desde 1020 se rinde culto a San Pedro en Figueres. La iglesia, significativa entre los edificios figuerenses, ofrece a la vista un armonioso conjunto donde se mezclan la obra de los maestros del siglo XIII al siglo XX. La nave principal es gótica, erigida entre los s.XIII y XIV. El crucero y el presbiterio fueron construidos entre 1941 y 1948. El primer órgano de la iglesia data de 1449 y se salvó de la quema del edificio en el aciago año de 1936.



©cAc-gi09