La figura de José Martí es una constante en la numismática cubana, y presentado siempre en la denominación de un peso. Las series de 1957, 1958 y 1959 lo presentan en medallón a la derecha del billete, y en el centro del billete, para las dos primeras series, el monumento que se le erigió en la Plaza Cívica de la capital cubana, construida a finales de la década del 50.
Martí, el Maestro, gran orador y literato, mientras hablaba a los emigrados cubanos de Tampa, de Cayo Hueso o en Nueva York, en la época en que organizaba el Parido Revolucionario Cubano, es el diseño central de la serie de 1959.
El reverso de los billetes de un peso es una estampa de los campos cubanos, el machetero cortando caña, una carreta tirada por bueyes en plena guarda raya y al fondo el central azucarero con sus altas chimeneas. A la derecha del escudo, las máquinas del central en pleno proceso de fabricación del azúcar.
Máximo Gómez, está representado en el billete de 5 pesos de las series de 1949, 1958 y 1960, pero el billete emitido para 1958 y 1960 muestra la famosa carga al machete del generalísimo en una de las batallas cruciales de la gesta mambisa, la Batalla de Mal Tiempo.
El billete de diez pesos fue emitido para las series de 1949, 1958 y 1960. En todos los billetes aparece el escudo cubano y en medallón, Carlos Manuel de Céspedes, el Padre de la Patria.
Las series de 1958 y 1960 son una hermosa alegoría al levantamiento de La Demajagua, donde Céspedes anunciara la libertad a sus esclavos y al dar el grito de “Viva Cuba Libre” arengó a sus hombres a luchar por la libertad de Cuba.
El reverso del billete de diez pesos muestra el desarrollo ganadero en la isla y la mecanización en el proceso de la incipiente industria láctea.
Un billete de cincuenta pesos con la efigie del general de la guerra de independencia Calixto
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