mercredi 3 septembre 2008

Château St-Roch

Fue uno de los primeros descubrimientos que hice en la región. Recuerdo que al término de una mañana otoñal de 1994, el sol calentando los muros del edificio hizo que el nombre me pareciera un espejismo. Y no lo era. Si bien la propiedad es un oasis rodeado de viñedos, no estaba yo entrando a un desierto, sino a una cava hacedora de tintos, blancos y rosados de las viñas que rodean Roquemaure, e incluso, del otro lado del Ródano, en Châteauneuf-du-Pape.
En un ángulo exterior del edificio, bajo una cornisa, una estatua de San Roque vela el patio y los caminos que de él parten.
Un San Roque en cerámica, de hermosos colores, honora la cava del edificio que lleva su nombre.

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