samedi 12 avril 2008

Los avatares del peso cubano (II)


La Isla de Cuba se despojó de su condición de colonia española en 1898 tras el fin de la guerra hispano-cubana-norteamericana. La firma del Tratado de Paris, en diciembre de ese año, dejó un amargo sabor para los mambises cubanos. Cuba pasó de manos de un gobierno colonial a un gobierno militar. En efecto, el 1° de enero de 1899, la isla fue ocupada militarmente por los Estados Unidos, hasta el advenimiento de la República en 1902. La ocupación norteamericana dio paso a la dominante monetaria del dólar en todo el país. No obstante la presencia del dólar americano, en los albores de la República, la creación de una moneda propiamente cubana se convirtió en una aspiración nacional.
La inversión extranjera en la Isla, contribuyó al resurgimiento de la banca. Fue significativa, la transformación en 1901 del The North American Trust Co., en Banco Nacional de Cuba, con más de cien sucursales diseminadas por el país. En 1906, capitales mixtos de cubanos, españoles, norteamericanos, ingleses, franceses y alemanes, crearon el Banco de La Habana. Un sistema monetario cubano fue trazado a través de ley en 1914, cuyo respaldo sería el oro y como unidad el peso. El peso cubano nace en 1915 con la acuñación de monedas en plata. Este peso, bautizado como “peso macho”, en plata, constituyó un símbolo en la historia de la moneda cubana.


No previéndose la emisión de papel moneda para el peso cubano, la ley mantenía la circulación del dólar americano, y el recién creado sistema monetario nacía basado en la dualidad monetaria.
La producción azucarera cubana creció ostensiblemente en los cuatro años que duró el primer conflicto bélico mundial, y ese auge económico estimuló la creación de nuevos bancos, unos cuarenta en total. Terminada la guerra, la década del veinte sumió al país en una crisis sostenida que trajo como consecuencia el debilitamiento del sistema bancario y por supuesto, la bancarrota de casi todos los bancos cubanos. La no solvencia económica para pagar deudas, y la dominante banca foránea, al amparo de sus casas matrices, fue suficiente para que bancos de importancia como el Nacional de Cuba y el Español de La Habana, quebraran. Fue el momento crucial en que la supremacía de la banca norteamericana se impuso. El “crack financiero” de 1929 en los Estados Unidos, llevó la economía mundial a una profunda depresión, a la cual Cuba no escapó, reflejándose no solo en el debilitado sistema financiero como también en la vida económica y social de la Isla.

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